viernes, 11 de noviembre de 2011

¿A QUÉ MÁS LÍOS? - Por Vicky Moreno

      Según Platón, lo bello, para serlo, habría de ser también bueno y cierto.  Él   concebía la belleza en el orden, la proporción y la armonía, sintiéndola pura manifestación de la divinidad.  Además de todo el refrendo que ha otorgado a esta tesis el mundo científico, parece confirmarla el hecho de que nacemos con una afinidad especial al reconocimiento de lo que los artistas y matemáticos han bautizado después como "regla o proporción aurea" y, si no lo contamináramos con lo que la moda o la herencia cultural en cada momento nos impone, tendríamos siempre por bello lo natural y cierto; lo vital, por bueno, y, lo proporcionado, por armónico.  Es así para todo: los cuerpos, las artes plásticas, la música, la ciencia.... Es siempre la vida, deseosa de sí misma, la que se nos revela exuberante en cuanto escuchamos y obedecemos sus reglas, imanta nuestros sentidos y nos lleva hasta la disolución y las lágrimas.
      Sin embargo, ese sutil radar de nuestro alma para identificar lo conveniente a la existencia lo hemos embotado, calificándolo de primitivo y relativo, y hemos minimizado su importancia mientras nos dejamos llevar por la manipulación artera que ejerce el mercado cultural, auténtico tiburón que sube a los altares el esperpento y el absurdo siempre que dé dinero, imponiendo modas y modos, y enloqueciendo nuestros sentidos naturales, ese objetivo interno para lo esencial, cuya lente sólo puede ser limpiada y pulida por la educación, y no pintada con ningún barniz de los que la vanidad y las tendencias imponen.
      Si la obra de los creativos de cualquier disciplina sólo puede comprenderse desde la poesía de las matemáticas, siendo a la vez la matemática de la poesía la que confiere al poema la música que le da alma, y el alma de la música bien nacida la que genera el placer cierto, bueno y bello que hace comprensible la propia Creación.... ¿A qué más líos?


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