COCIENDO A FUEGO LENTO
Sumisos por costumbre, expoliados por ignorancia.
Sumisos por costumbre, expoliados por ignorancia.
Junto
a nuestra proverbial manía de perder la fuerza por la boca, estamos
peligrosamente acostumbrados a la sumisión y a la pasividad, dejándonos cocer a
fuego lento ante el asombro de la historia, sin más explicación que la inercia
fangosa de nuestro chiquitito y egoísta bienestar junto a la anestesiante
confianza en que alguien, en alguna parte, esté haciendo lo que nosotros no, al
tiempo que identificamos "gobierno" con "autoridad con
fundamento"... pero no hay tal.
Primero,
porque se nos olvida que los gobernantes sólo son funcionarios al servicio del
país (nosotros), que somos los que debemos ser atendidos y los acreditados por naturaleza para recibir todo
el respeto y la pleitesía posible. que para eso pagamos.
Segundo,
porque, por desgracia, nadie puede garantizar que los elegidos en las urnas a
base de millonarias campañas nada equitativas y a menudo financiadas
irregularmente, tengan con ello demostrada altura moral, intelectual o
emocional ninguna, cualidades que ya es hora que exijamos probar a los
candidatos a través de un examen serio, aséptico y científico, por medio del
cual, cada vez que un ciudadano se ofreciera a dirigir los destinos de una
nación fuera previamente imperativo analizar y evidenciar su perfil
psicológico; biografía; formación; programa propuesto; viabilidad y realismo de
sus planteamientos; coherencia y ética previamente demostradas; inteligencia
emocional y capacidades varias, frente a un equipo de expertos e intelectuales
ecuánimes y no vinculados a ningún partido, asistidos por el software más
avanzado, que permitiera garantizar su eficiencia y objetividad a la hora de
minimizar el nivel de incertidumbre de los votantes y asegurando así a priori
la idoneidad de cada candidato...
Tercero,
porque, en nuestra intoxicada sociedad, con datos tan manipulados por tan
diversos intereses, y sabiendo que la reflexión y el discernimiento no son
deportes nacionales, es del género tonto suponer que el simple arreglillo en
photoshop de la imagen y curricula de los candidatos sirva a nuestras mentes
desnutridas y puramente emocionales, para elegir con ninguna profundidad ni
ningún criterio fiable a ningún candidato confiable.
No
es mala suerte que nos den gato por liebre y encima nos lo cobren como faisán,
mientras regalan a los magnates de las finanzas nuestro plato y nos racionan
las migas, tan sólo es consecuencia de nuestra ignorancia e incompetencia. Si
no queremos que sigan pasando las mismas cosas, tendremos que abrirnos a buscar
herramientas novedosas para cambiar los principios torticeros que originan
nuestros males.
Por
supuesto que queda mucho por hacer antes de llegar a la violencia contra nadie
en busca del buen gobierno, transparencia, equilibrio distributivo o justicia,
aunque estemos en nuestro derecho y sea nuestro deber defender estos valores.
Por otra parte, tratar de reprimir violentamente a quien ostenta un poder que
nuestra adulterada democracia le ha otorgado, no sólo sería incongruente, sino
que apenas destronaríamos a un idiota para poner a otro.
En
cualquier caso, el fin no justifica los medios y, como postularía Gandhi, la
paz, el diálogo, la perseverancia y una sana rebeldía son las únicas vías
éticas en pos de un fin ético, pese a que, sin duda, también estemos obligados
a vencer la pereza, cobrar conciencia y unirnos para reprimir de la manera más
inteligente y activa que podamos la violencia institucional que estamos
consintiendo que se ejerza contra los más desfavorecidos.
Nuestro
país ya no es el que soñaron y lucharon por conseguir nuestros padres, pero
todavía estamos a tiempo de que no llegue a ser el reino de los mentirosos y
los lobos codiciosos del que se avergüencen nuestros hijos, ya despojados,
mientras reniegan del recuerdo de nuestra cobardía.
Vicky Moreno / Septiembre 2013
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