sábado, 14 de abril de 2012

¿QUÉ SUEÑAN LOS AUSENTES? Por Vicky Moreno


http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=NKDXuCE7LeQ

Este vídeo me ha hecho reflexionar sobre la naturaleza de la lucidez, tan estudiada como poco conocida. Aparentemente, muestra a un ser humano acabado, sumido en un limbo inánime y vacío que produce piedad. Más que una plácida ausencia, lo que parece que su cuerpo acepta y su mente transita es la antesala de la muerte.
De pronto, el alma de la música conecta sus deshilachados recuerdos y rescata fogonazos de pasión dormida, para mostrarnos un trailer borroso de las ruinas de su biografía, que emerge de no se sabe dónde, con la misma energía con la que se agarra lo escurridizo o la angustia con la que se trata de acreditar lo amado que se fue.
Nada sabemos de esos callejones oscuros donde ya no alcanza el sol a alumbrar y a duras penas se diferencia el día de la noche. Desde nuestra orilla definida, ese espacio de tinieblas produce pavor y preferimos no mirar antes que investigar nuestro vértigo o nuestra ingravidez. Pero ¿es tal el limbo?
Yo veo el Universo como una sinfonía compleja que resulta inaudible e inimaginable para las propias criaturas que conformamos ese hermoso conjunto armónico, por causa de nuestra propia diminutez. Como partículas subatómicas, sólo percibimos algo que podría representarse como ruidos de ceros y unos, y que, para mayor confusión, nuestra cultura refuerza en combinatorias infinitas que llamamos "realidad".
            Afortunadamente, estamos programados para tener siempre la posibilidad de salir de esa matriz, alejar nuestra perspectiva y comprobar que somos observadores, al tiempo que notas, de esa inimaginable composición integral.
            Los místicos y meditadores de todos los tiempos lo trataron de referir con una curiosa expresión unánime: "hacer el silencio interior" (cosa imprescindible para poder "oír", tanto física, como mental o espiritualmente).  ¿No es esto lo que subsume nuestra conciencia en un espacio-tiempo diferente que para algunos es “enajenación” y para otros “estados de conciencia ampliada”?
Todo lo que nos centrifuga nos libera en mayor o menor grado, pero la principal fuerza centrifugadora es el amor, aunque a veces esa liberación tiene otras caras. Cualquier entrega desinteresada del yo, el desapego y la aceptación que dejan como regalo el dolor y las experiencias vitales bien elaboradas, son puertas al infinito.
La desconexión paulatina que hacen muchos enfermos de Alzheimer y que en este vídeo contemplamos, bien pudiera ser un mecanismo de la naturaleza para producir un tránsito amable de esa partícula, emigrando desde la cárcel de la personalidad hacia la libertad. Todos hemos de hacer, más deprisa o más despacio, ese trayecto en el que nos olvidamos de lo aprendido, perdemos densidad y nos difuminarnos, pero no podemos afirmar si es regresión o es progresión, y nunca sabremos si la mirada sin foco de estos “puros de corazón” se pierde ante las puertas de la nada o refleja ese vacío en el que “el sonido de las horas se convierte en música”, del que hablaba Gibrán.
Todo aquello que, antes inconexo, sólo era ruido, pasamos a poder contemplarlo organizado como notas, armonías y melodías que nos dan referencia de eso que se ha convenido en llamar "Eternidad", y que, muy probablemente, sólo perciben los que despegaron de tanta densidad, es decir, “los que tienen oídos para oír”. 

                                                                                  Vicky /
                                                                                              Abril 2012

Nota:  Yo también quisiera un día oír. Mientras tanto, mucha música.

1 comentario:

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