sábado, 16 de febrero de 2013

VUELVE A HACERTE DE CARNE, PORFA - Por Vicky Moreno



El estado más poderoso de la tierra va a montar de nuevo el tinglado para elegir cabeza de su imperio.
A los que no nos consideramos católicos parece no tocarnos opinar, pero el conflicto viene cuando nos sentimos dolidos como cristianos comprometidos, budistas modernos, islamistas racionales, místicos sinceros o humanistas de cualquier tendencia espiritual y, sobre todo, librepensadores activos... ¿Cómo conseguir llevar adonde corresponda el mensaje de que ya está bien de una iglesia que no es modelo de nada, que no ejerce ministerio ninguno, que no profundiza, que no llega al pueblo, que no escucha, que no protege, que no está al día, que no dio paso alguno desde el Concilio Vaticano II...
¿Qué hubiera pasado si, en un ataque de coherencia, la Iglesia Católica (y todas las demás) se hubieran posicionado abierta y valientemente en todo el mundo a favor de la lucha contra las causas del hambre, contra las causas de la injusticia social, contra las causas de la explotación infantil, contra la corrupción política, contra la contaminación del planeta, contra la fabricación y venta de armas, contra el oligopolio de los mercados, contra el fariseísmo y la pompa suntuaria, contra las dictaduras, contra la acumulación avara, contra el maltrato animal, contra el mercado de seres humanos, contra la destrucción de los pueblos naturales...
Algo me salta en las tripas de entusiasmo imaginándolo, porque esos serían los auténticos representantes del Dios del Pueblo y, nosotros, el verdadero Pueblo de Dios, hace ya mucho tiempo. Entonces no existiría el dios de los católicos, hinduistas o musulmanes, sino el innombrable Dios de Todos, Sat-Chit-Ananda, Esencia y Fuente de cuanto existe, al que Jesús, y tantos otros, llamaron "padre", y nuestra ignorancia convirtió en becerro de oro. En lugar de honrarlo en cuanto ven nuestros ojos, como nos fue dicho, le encerramos en preceptos y altares, le hicimos templos imponentes y le vestimos de oropeles, por no entender el sentido de "Origen" de esa paternal magnificencia.
Un Dios que no se parece en nada a nosotros ("gracias a Dios", porque puestos a traducir mal, hemos imaginado encima un severísimo señor dotado de nuestra naturaleza emocional) y, por eso, no padece de ataques de "cólera divina", no manda matar hijos, y no "premia" ni "castiga", ni causa "temor", ni minimiza la importancia de unos para ensalzar la de otros (y que os puedo asegurar no fulmina pecadores a base de rayazos justicieros… ¿Dónde estarían los poderosos criminales y criminales poderosos si esa ira divina existiera? ).
Ese único Dios de Amor al que la Iglesia, todas las Iglesias, si cumplieran su fantástica misión, podrían servir como humilde dedo hacia donde señalar, sólo es concebible como océano primigenio, energía-consciencia-información, amor infinito, fuerza creativa de la que todos somos gotas, sin distinción... y sin sentimientos antropomórficos que lo reduzcan a censor de cuentas y protector de lameculos.   
!Dios¡.. Sé que seguro que no tienes oídos de estos, pero, si por un casual a tu sabiduría infinita le alcanzara mi indignación humana (y fuera influenciable, cosa que no creo, pero por probar no pierdo nada).... yo te ruego… Vuelve a hacerte de carne, acércate un rato y pon un poco de orden entre los de tu casa... ¡anda, porfa!

1 comentario:

  1. Hace muchísimo tiempo que las religiones abandonaron a Dios.

    Un saludo

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