miércoles, 17 de noviembre de 2010

ESO DE IR A DESTIEMPO


Preguntábame un día porqués de angustias viejas,
cuando de pronto, al cabo, la oscuridad se aleja:
Siempre estuve a destiempo que es gran inconveniencia,
y me tuve por frágil y me dieron por recia.

Nasciendo en los cincuenta, en los cincuenta me hallo,
y hoy un niño es sultán cuando antes fiel vasallo.
Y es que fuimos nascidos a la vez tanta gente 
que cada creatura veníase ya obediente.    

Pudo el amo del tiempo reparar ese atraco
dando a mi juventud alas y desparpajo,
pero a mí la tontuna me pilló cuerpo y mente
y me guardé bien santa, y me guardé decente.

Piensa aquél que me escucha que esto fuera premiado
con un buen matrimonio y un hogar adecuado,
pero tampoco el tiempo de mis hombres fue fácil
que habían de verse machos y su alfanje ser ágil.

Entrené yo mi celo y alimenté a la hembra
que cosa del momento fuese hacerse moderna.
Y creí en el amor cuando sólo era baba,
añadiéndole el “libre” como hamaca de playa.

Allí se arrellanaron mis heroicos guerreros,
sin que nunca supiera tachar sus menosprecios, 
que tampoco era tiempo de exigir y, al hacerlo,
aún el pan de mis hijos tuve que ir defendiendo.

Y es que no era costumbre justicia ni reparto.
Y en parir va de suerte ir cual burro cargando.
Que si pluga no antojes descansar en un pecho,
que es el tuyo el llamado a acoger los deshechos.

Y de recogedora, jardinera fui siendo,
y aboné los eriales de mis duelos de adentro,
que entre los desperdicios, cansancios y añoranzas
se hizo fiel la inclemencia y esquiva la esperanza.

Si las cosas no fueran en ese tiempo habidas

y nasciéndome agora festejara la vida,
todo serían derechos, cuidados y alharacas,
que la infancia ésta goza de muchas más ventajas.
Por lo mismo es que, luego, si joven ya sería,
bebería hasta el fondo la copa de la vida,
conosceríalo todo, iría a todas partes,
para saber de historias de gentes y sus artes.
Porque hoy por hoy, ser joven, es ser amo del mundo,
que no cuentan los viejos, ni aún los más fecundos.
Y a fuer de mil desprecios se llenan de temores
y entierran la experiencia y asfixian los amores.
Por eso no pondría cerrojos a mi alma,
se me abriría a diario como la luz del alba,
sin que nadie la usara como linterna propia,
untándola con sebo para encender su estopa.
Y puede que tampoco llegada la vejez
anduviera a destiempo, discernir, siendo un bien.
De ciencia y de conciencia se escrutara el legado,
reinando la sapiencia, cual bien reverenciado.
Pero, el tiempo no es nada, y “aquí”, quizá ya es “luego”,
y “después”, nunca llegue, y “siempre”, estuvo siendo.
Y en el punto de fuga de esas metas plausibles
se haga el anhelo fuerza que las hace posibles.

¿Y si ahora estoy naciendo en mi nueva morada
de carne que no pesa y tiempo que no pasa,
y no es ayer, mañana, ni lejos, ni aquí al lado
dónde y cuándo se encuentra mi infinito esperado?

¿Y si sólo es mi mente la que fabrica el límite
que le conviene a ella, al planeta o al príncipe
de las horas oscuras que he dejado a mi paso,
esas que no supieron ser luz, mimo o abrazo?

Hoy emerjo y sumerjo mi sombra encanecida,
para nacer de nuevo al himno de la vida,
y ahora ya, sin edad, existir al venero
de la corriente eterna de esta dicha sin freno.

Pues ni buscar merece locución adecuada
el decir que no expresa más que el polvo del ala.
La libertad que anima con su batir la danza
que construyó las eras, que construye hoy mi casa.

Bienvenidos los años, bienvenida la dicha
de entender que ya siempre la eternidad me habita
y no debo hacer nada, ni en deuda dejo a nadie,
con ser, ya voy cumplida, con ser, tengo bastante.

                                       Vicky / Abril 2002

LLUEVE


  (Meditando desnuda en el jardin bajo una preciosa tormenta de Junio)


Llueve,
y la lluvia no es agua
que resbala silente por mi cuerpo.
Son lágrimas del mundo,
todas las lágrimas,
que llegan y me inundan
y me escuecen por dentro.

Llueven lágrimas,
pero estas letanías
no purgan ni condenan
ni son dolor de otros
pagando por mi dicha
o mi paz de ahora mismo...

Son bendiciones,
amor evaporado del corazón humano
y acumulado en cirros de emociones
que se condensan, cayendo al enfriarse.

Nos recuerdan
que todo vuelve a ser
que todo es siempre,
que nunca pasa nada.

Hoy me honran sus lágrimas,
los húmedos abrazos de tu pena,
su pena, la de todos,
tapizando mi piel de cercanía,
despertando simientes perezosas
que germinan salobres esperanzas
de un mañana gemelo de mis sueños.

Con reverencia,
me entrego
y acaricio despacio el elixir,
que ahora ya no estalla contra mi superficie,
me nutre y me penetra,
disolviendo al pasar por mis entrañas
todo rastro de anhelo.
Me empapo en  lo que es,
verdad y maravilla que se muestran
en toda su grandeza
gritando que la Vida 
es manantial eterno,
flujo y servicio,
de ella para sí.

Dinámica perfecta
que permite decir
"todo está bien"
(aunque no lo contemple nuestro miedo),
en un orden cabal de equivalencias
que se escapa
a medirse en porcentajes
o amputar su grandeza en etiquetas.

Si nos vemos sumidos en lo oscuro
o en un ebrio fulgor de vanidades un día de contento,
estamos locos,
porque siempre tenemos por igual
la esencia única y real
que forma el Todo,
infinito y cromático universo
que, insolentes y ciegos,
explicamos
en juego bipolar de blanco y negro.
                                       Vicky 

A VOSOTROS

      A vosotros,
heridos de la vida,
de la muerte, del hambre,
del lujo de unos pocos,
o el odio de otros muchos,
causado por el miedo
y el cansancio de siglos.

A vosotros,
amigos de lo ajeno,
que tomáis como propia,
siempre con otras manos,
la luz de la mirada
del que alumbra caminos
de lucha y esperanza.

No os confunda,
creyendo en apariencias,
el papel del reparto
que os ha caído en suerte,
ni os sintáis superiores
al que triste lamenta
o al que alegre dormita.

Son orillas,
desde las que miramos
y tomamos la umbría
por temibles peligros
que amenazan y alientan
la justicia y verdad
de la contienda.

Apariencias,
que cosa alguna es cierta,
ni persona maligna,
y es la mente, afanosa
de seguros refugios,
la que recalifica
de hostil lo que no es nuestro.

Repasemos:
Borremos las fronteras
y que se extinga el odio.
Borremos el “nosotros”,
y acabe el miedo de “ellos”.
Borremos el mañana,
y el hoy florezca dentro.   
                                      Vicky

ESTE MUCHO VIVIR


Este mucho vivir ya me conmina,
me hace humilde, me asombra, me alborota,
determina y aventa el desafío
de no cambiar más luz por lunas rotas.

Habitarme en tu aliento, cuerpo amigo,
es misterio y cadena al tiempo dadas,
y hoy te invito al silencio y al vacío
para intentar nacerme rebrotada.

Se ondularon las cuestas del sendero
por el que transité sobrecargada.
Fardo de paz, que nada quiero mío,          
sedosa libertad apasionada.

Ya no puedo perder lo que no tengo.
Tampoco hay quién se quede despojada.
Nacemos para amar y es tonto el lío
de pretender cargarse de bobadas.

Me libero, me esponjo y desembrido,
sin calibrar ayeres ni mañanas.
Yo soy todo, soy él, soy mi extravío,
inmensa nimiedad, punto en la nada.


                             Vicky

martes, 2 de noviembre de 2010

LUZ HACIA LA LUZ

(en fechas de difuntos, un recuerdo al tránsito del hombre bueno que fue mi padre)


Eres luz, eres vida,
de paso hacia la vida.
Amable transparencia,
que muta su figura,
tejiendo la crisálida
de su nave de sueños.

Fénix sin peso,
que flota hacia el oriente
de esta mañana clara,
que te empapa de cielo.

Y he de dejarte ir.....
aunque no sienta
más que ganas de asirte
y templar con mis besos
esa piel protectora,
algodonado
refugio de otro tiempo;
aunque no quiera,
ni al precio de tu vuelo,
despegar de esa mano
de lenguaje secreto
mi mejilla de niña
sedienta de consuelo.

Y... he de tratar de ver

que sólo es apariencia,
que lo que es, sigue siendo,
y permanece cerca
ese guerrero fuerte,
enamorado,
que protege mi sueño.

…que estás en lo que amas,
por amado,
y estás en los que te aman,
por derecho,
y, en todo
lo que vibró con tu mirada,
y, en todo
lo que tocó tu pensamiento.

Hoy… debo recordar
que, como espejos,
somos repetidores de la risa,
del odio o de los celos,
que dejamos posarse en el alféizar
de nuestros sentimientos.

Voy a limpiar tu casa,
por si acaso
te apetece un rincón cómodo y fresco
en el cuarto de mi alma
en el que habita
la huella inmaterial de tu modelo;
la miel
de tu ternura generosa;
la paz
 y la posada de mi anhelo.
                                                        Vicky / Diciembre 2004

lunes, 1 de noviembre de 2010

VIOLENTO AMADO MÍO

     A todas las mujeres que, por amar, dejaron de amarse.

     A todos los hombres que, por amarse, dejaron de amar.

Ahí te quedas.
Hoy ya puedo salir de esta agonía.
Quise quererte bien
y no he acertado ni a quererme a mi misma.

Me ha colmado la pena
y crucé por la ira
empujando quejosa la puerta al horizonte,
sin ver siquiera
que lo tenía a la espalda.

Salgo de ti hacia mí,
huyendo de la angustia,
de tu ignorancia altiva
y de la vena hiriente
que el miedo te dispara.

Cuando asomaba el monstruo
al fondo de tus ojos,
yo sentía pánico.
Hoy siento lástima,
porque no eres verdugo
ni menos parte débil que yo misma,
tan sólo un infeliz que está malito.

Doy fe que no lo sabes,
pero, ahora que yo sí,
te digo BASTA.

Que querer es cuidar,
y no el tonto espejismo de egos en arrebato
que, confusos, tomamos por cariño.
En esto de ir a dos,
sólo la entrega,
la voluntad de amar sin victimismos,
es motor fehaciente
de esa fiesta de arrobo.

Tú no entiendes de eso,
y hoy sé que estás enfermo,
enfermo de tí mismo.

También yo he estado loca.
Tan loca de dolor y de vergüenza
que..., alguien, no sé,
cualquiera,
debió desembridarme de tanto desatino
y ayudarme a afrontar el desencanto.
Alguien debió decirme
que no tenía por qué ganar indultos,
que yo ya merecía por persona;
que ser yo era bastante
para valer caricias y lisonjas.
Alguien tuvo que darme
el manual de uso de mi estima
para saber a tiempo ser más cauta,
para sentirme mía, sin importar ser tuya,
siempre que ser nosotros fuera el juego.

Tú también merecías
un libro de instrucciones más completo
que te hablara del niño que te habita
y le dijera
que no tiene que herir para ser nada,
ni ganar a escudazos su importancia
creando vasallajes.

No me consuela nada
saber que no has querido
ni hacer mal, ni doler,
ni ser verdugo cruel de mis sueños o alientos.
Sólo fui mensajera,
espejo involuntario de tus adoleceres,
sin querer serlo yo.
¡Qué tontería!
Tan sólo es que el sayón,
brutal corregidor de los que creíste míos,
quisiste serlo tú.
¡Qué desatino!.
Duele la sinrazón y duele el tiempo.

Hoy levanto la cara aún con el alma rota
y el fusible fundido del motor del querer.
No encuentro la esperanza,
pero me quedo mía.
Tuyo, tú, a ti, contigo, ...Dios te guarde.
Yo ya hice cuanto pude,
incluso aquéllo que hoy nadie creería
y que ya nunca más consentiré:
Dejar de amarme.
                               Vicky / Abril 1998

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