martes, 8 de mayo de 2012

Pido un réquiem por...

Los que trocaron
risas por prisas,
hambre por sangre,
cumbres por lumbres,
que excoriaban sin grito
sus ensueños de sal.
Los que creyeron
que ese rito era un reto,
y aquel roto un mal rato,
y la ruta, sin ratas
rollizas que royeran
sus hígados trufados
de ilusiones y mar.
Y, luego, no muy lejos
de ese trecho sin techo,
encontrarían hermanos,
humanos, que no menos;
con manos, no con minas;
sin cercas y sin circos
en los que hacer de monos.
Pero nunca llegaron.
Ni siquiera alcanzaron
a ser una amenaza,
ni quitaron riqueza,
ni tuvieron pereza
para morir de nada,
retorcidos de miedo, 
con la arena de almohada..
Hoy su abrazo es un trazo
de azabache y carey
que elude la memoria;
dulce sonrisa blanca
de la espuma en la bruma
con toques de azul noche
en caja  de metal.
Enredado en las vallas
quedó el sueño que hoy callan.
Profética y atómica,
patética y atlética
la carga de rencores
que el dolor de los suyos
un día hará estallar.

                                     Vicky Moreno   /  
     Octubre 09

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