sábado, 1 de septiembre de 2012

PUNTADAS DE ESPERANZADA INDIGNACIÓN - Por Vicky Moreno



DE VERDAD...¿NO SOMOS MAYORÍA LOS QUE QUEREMOS QUE LA DEUDA LA PAGUE QUIEN LA HA CREADO?..... ¿POR QUÉ NOS DEJAMOS HIPOTECAR NUESTRAS VIDAS?

Andaba yo calladita por aquello de no meter la pata desde mi ignorancia, pero hoy ya, dándole vueltas a la cabeza, ni he dormido. Esto ha llegado demasiado lejos.
Yo no soy experta en la materia, ni mucho menos, y no voy a contar quién ha creado la deuda porque a estas alturas todos lo sabemos o intuimos y, los que no, saben al menos que ellos no han sido.
Estamos asistiendo al más fantástico espectáculo de sombras chinescas jamás representado en nuestro país. Sin preguntarnos, nos envuelven en aseveraciones incuestionables y debilitan nuestra voluntad con el miedo de estar abocados a la catástrofe más feroz, presentando como indiscutible el beneficio de ese rescate, supuestamente inevitable, que más parece castigo, puesto que financia la consolidación del mismo sistema que lo ha provocado y llena los bolsillos de los mismos actores que nos han conducido a esta situación, convirtiendo en paganos a sus propias víctimas.
La cuestión es que los expertos (yo no llego ni a aficionada y por eso los escucho con atención) argumentan que, si no accedemos a ese caritativo préstamo, no se reactiva el crédito ni se reanima la economía, cuando, por otra parte, a mi me parece que, cualquiera que administre su propio hogar con sensatez puede colegir que, si pides un préstamo cuando estás ya ahogado en deudas y malamente sacas para comer cada mes, difícil te será pagarlo si no obtienes más ingresos, y más difícil aún seguir comiendo después de que lo gastes…
No creo, además, que la tan manida Troika (complot de los tiburones, banqueros y gobernantes ambiciosos, para mis amigas las administradoras domésticas) estén pensando tanto en nuestro beneficio como en el suyo propio, es decir, que unos precisan tanto de nuestro endeudamiento (para que sigamos siendo ganado lechero mientras abaratamos nuestros precios), como otros de nuestra liquidez (para que podamos seguir pagando las deudas contraídas con sus interesadas y especulativas inversiones potenciadoras en su día –e impunemente- de la propia burbuja inmobiliaria).
Aceptamos préstamos como si fueran donuts, y tan sólo representan bolas de hierro en nuestros pies y grilletes en nuestras manos para, como mínimo, toda una generación. La esclavitud hoy tiene muchos ceros.
Se nos ha dicho que Islandia no es el camino porque no es el mismo caso… Podría ser, pero, visto lo visto y, sobre todo, el abismo hacia el que nos dirigen nuestros sumisos gobernantes, abducidos por el interesado orden establecido y el inmoral complot internacional de la economía especulativa, ¿por qué no buscamos fórmulas ingeniosas para plantarnos, sin violencia;  echar a los ineptos, sin violencia; nacionalizar lo que es nuestro, sin violencia, y cambiar la ley para que se persiga a los culpables de evasión, robo y especulación, sin violencia....? 
Pasaremos unos años complicados, pero no más que los que nos esperan, pagaremos las deudas justas, limpiaremos el patio de ratas y vampiros y, con lo que quede, incluido el ahorro de suspender tantos sueldos de más a diputados y senadores, tanto derroche de las multiplicadas Administraciones, tanta duplicidad de cargos públicos, tanto candongo, primo y vago asalariado (incluido el lujo inasumible de mantener una "casa real", financiar partidos políticos o sindicatos), tan ilógica inversión en armamento que sólo produce muerte e hipócritas beneficios, tanta obra pública inútil, tanta subvención sin supervisión, tanto ladrón de guante blanco impune y sin exigencia de devolución, tantas rendijas de la ley frente a la evasión fiscal, etc., etc.... Con lo que quede, decía, potenciaremos la industria, revitalizaremos lo nuestro, el comercio, el turismo, el ánimo de los emprendedores; restauraremos una saludable economía rural; tomaremos medidas fiscales y legislativas para que no se vuelva a dar una polarización tan grande de la sociedad; haremos compatible una sostenible austeridad con la generación de empleo, la estabilidad, la equidad, la educación integral, la gestión sanitaria basada en la evidencia, la inversión social, y exigiremos el inexcusable ejercicio ético de un gobierno (asegurando el ascenso de los más formados y no de los más subordinados) auténticamente representativo de la mayoría y en servicio humilde y transparente hacia todos, que garantice un reparto equitativo de cargas y beneficios entre los ciudadanos. 
¿Que estoy soñando? No me parece, pero, si así fuera, en cualquier caso hay que atreverse a sembrar futuro. Frente a lo que tenemos, cualquier sueño es una puntada de esperanza.

Vicky Moreno

1 comentario:

(Gracias. Tu opinión me ayuda)